Si el amor se quebro
como una hoja de otono
cogiendo bajo tus pies no fue el zar
fue la necesidad y mi pasion por el drama
Siempre fuiste mejor
que mil auroras rosadas
no te pertenecia, pero sabia
que buscaria el momento
tersaria la cuerda y se partiria en dos
El amor, siempre fue y sera
una intriga, una vela encendida
contra el viento a merced
de una silaba, que la pueda apagar
Una simple vocacion, de una escena futura
un matiz de locura que llama a la puerta
y una duda desnuda, nos aburra mortalmente
y decida no tenerte
El amor, siempre fue y sera
una intriga, una vela encendida
contra el viento a merced
de una silaba, que la pueda apagar
Y la luna nueva, hundida en la tierra
lavada de seda, ardiendo en la hoguera
las noches de, aureolas nevadas
las tardes en, el pecho clavadas
y el tiempo el nuestro, que llega a su fin
El amor, siempre fue y sera
una intriga, una vela encendida
contra el viento a merced
de una silaba, que la pueda apagar
Y la luna nueva, hundida en la tierra
lavada de seda, ardiendo en la hoguera
las noches de, aureolas nevadas
las tardes en, el pecho clavadas
y el tiempo el nuestro, que llega a su fin
Si el amor se quebro
como una hoja de otono
cogiendo bajo tus pies no fue el zar
fue la necesidad y mi pasion por el drama
Siempre fuiste mejor
que mil auroras rosadas
no te pertenecia, pero sabia
que buscaria el momento
tersaria la cuerda y se partiria en dos
El amor, siempre fue y sera
una intriga, una vela encendida
contra el viento a merced
de una silaba, que la pueda apagar
Una simple vocacion, de una escena futura
un matiz de locura que llama a la puerta
y una duda desnuda, nos aburra mortalmente
y decida no tenerte
El amor, siempre fue y sera
una intriga, una vela encendida
contra el viento a merced
de una silaba, que la pueda apagar
Y la luna nueva, hundida en la tierra
lavada de seda, ardiendo en la hoguera
las noches de, aureolas nevadas
las tardes en, el pecho clavadas
y el tiempo el nuestro, que llega a su fin
El amor, siempre fue y sera
una intriga, una vela encendida
contra el viento a merced
de una silaba, que la pueda apagar
Y la luna nueva, hundida en la tierra
lavada de seda, ardiendo en la hoguera
las noches de, aureolas nevadas
las tardes en, el pecho clavadas
y el tiempo el nuestro, que llega a su fin